De la superstición a la microscopía. Historia del descubrimiento de la célula procariota.

Los inicios…

Ya desde antes de la Era Cristiana se tenía la creencia de que existían pequeños seres invisibles a los cuales se les atribuía el contagio de determinadas enfermedades. Doscientos años antes de Cristo, Varro propuso que el contagio de ciertas enfermedades se debía a la presencia de criaturas invisibles que se encontraban suspendidas en el aire.

Del mismo modo, algunos escritos bíblicos ya indicaban que personas enfermas de lepra debían permanecer aisladas, y que los utensilios y materiales empleados durante su enfermedad debían ser enterrados o quemados.

A mediados del siglo XVI Fracastorius de Verona plasmó en su obra la idea de que la transmisión de enfermedades contagiosas se producía de persona a persona por medio del contacto directo o el uso común de objetos. Sin embargo, no se tenía conocimiento de qué era lo que causaba estas enfermedades. La teoría de Fracastorius y otros eruditos se basaba en la superstición, donde las plagas y epidemias eran originadas por fuerzas sobrenaturales o castigos divinos. Por otra parte, algunos médicos se burlaban de la superstición de Fracastorius, y se basaban en las ideas de Hipócrates y Galeno, atribuyendo la aparición de determinadas enfermedades a conjunciones planetarias o alteraciones del propio planeta.

La obra de Fracastorius presentaba su idea de que las enfermedades se transmitían por el contacto entre personas enfermas y sanas.

La obra de Fracastorius presentaba su idea de que las enfermedades se transmitían por el contacto entre personas enfermas y sanas.

No fue hasta el siglo XVII, y gracias a la aparición del microscopio, cuando el hombre dio con la célula procariota.

Hooke y Leeuwenhoek

Los científicos Robert Hooke y Antonie van Leeuwenhoek, ambos grandes amantes de la microscopía, merecen ser reconocidos por su co-descubrimiento del mundo microscópico durante el siglo XVII.

En 1664 el científico inglés Robert Hooke inventó el microscopio, gracias al cual descubrió la existencia de las células a partir de la observación de una lámina de corcho. En 1665 presentó su obra Micrographia, en la que presentaba multitud de ilustraciones científicas de observaciones microscópicas, y en cuyo prólogo daba explicaciones de  cómo crear una lente de microscopía.

Gracias a la invención del microscopio por Robert Hooke el mundo de la biología y la microbiología cambió de forma sustancial.

Gracias Robert Hooke y su invención del microscopio el mundo de la biología y la microbiología cambió de forma sustancial.

Unos años más tarde el holandés Antonie van Leeuwenhoek construyó su propio microscopio de una lente basándose en la obra de Hooke. Gracias a la aplicación de los conocimientos de su predecesor en microscopía, en 1676 Leeuwenhoek fue el primero en observar y describir células procariotas, a las que se refería como <<diminutos animáculos>>.

Gracias a su microscopio de una lente Leeuwenhoek fue el primero en observar y describir células procariotas.

Gracias a su microscopio de una lente Leeuwenhoek fue el primero en observar y describir células procariotas.

Así pues, gracias al trabajo de Hooke y Leeuwenhoek el mundo de la biología se topó con el descubrimiento de nuevos seres microscópicos y con el reto de aumentar la comprensión sobre el tema. Sin embargo, a pesar de la polémica y el interés suscitado por el descubrimiento, el estudio de las células procariotas se vería aparcado hasta el siglo XIX, en el que la mejora de la microscopía permitiría continuar ampliando el conocimiento de estos seres.

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